Los que viváis en Bilbao o alrededores la conoceréis desde hace ya muchos años. Siempre colocada en el mismo lugar de Gran Vía, actuando inmóvil, vestida de blanco con una rosa roja entre las manos y esa expresión triste, que cambia levemente al recibir unas pocas monedas. O encogida en uno de los marcos de la sede del banco que se encuentra a sus espaldas, descansando con un cigarro en su boca.
El trabajo callejero no es nada fácil, debes aprender a sobrevivir a situaciones complicadas y así aguantar los días de frío, calor o lluvia con la mayor entereza posible. Ella nunca falla, siempre se encuentra en su puesto de trabajo, intentando conseguir sustento.
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