Sobre su comienzo como artista callejero en España, comenta que al principio no quería hacerlo porque le daba vergüenza, pero ante la falta de empleo, no encontró otra opción, ya que tiene tres niños, y una familia a la que mantener.
La música, y demostrar su destreza con uno de los instrumentos más complicados de tocar, por las calles del Casco Viejo de Bilbao, es su forma de conseguir sustento.
Nicolás se mostró muy amable con nosotras, y al final de la entrevista, pese al frío y la lluvia que asolan el norte estos días, se animó a dedicarnos un tango.
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